Aguas, polvos, agentes agresivos, pH

Con largas fibras y agentes de untuosidad, el lubricante hidrófobo resiste en entornos muy húmedos, en presencia de agua de mar o aguas industriales recicladas.

Estas características de adherencia y untuosidad garantizan una excelente protección contra la corrosión, incluso en presencia de aguas agresivas (formol, fenol, amoníaco, etc.).

En entornos pulverulentos, un lubricante no adaptado es contraproducente ya que tiene un efecto abrasivo. Para evitar este efecto, las propiedades de capilaridad (penetración en el interior de las articulaciones), limpieza y protección, serán preponderantes. Los lubricantes denominados secos aportan una solución innovadora en este caso.

Los agentes agresivos (disolventes, radiaciones, pH, etc.) requieren lubricantes específicos que resistan a las condiciones más difíciles.

Estas tensiones se encuentran en la industria del aislamiento (lana de vidrio, lana de roca, fibra de vidrio o bloques de yeso, p. ej.), la madera (aserrado, paneles de madera, p. ej.), la química, el cemento, las canteras, la imprenta, etc.